Afectuosa falsedad

Que fácil resulta para algunos rememorar nostálgicamente, penosamente, el suave cobijo de la sombra del roble, cuando en la tranquilidad de su ausencia; comemos como carroñeros hambrientos, nuestra toxica cena, en nuestra firme mesa hecha con su madera.
¡Maldita culpa! falsa culpa, que nos invita con su mirada divina a hacernos cargo de sentimientos foráneos, disfrazados de bondad, escondiendo un terrible y ausente pasado.
¿Por qué será que el pasado se presenta tan grotescamente en un hoy, cuando el descontento de los recuerdos no coincide con los afectos oportunistas de un posible sentir?Quizás es una estratagema divinizante de la capacidad del recuerdo, que con su romántica astucia nos posibilita el olvido. Y así se sucede la muerte de un hecho, un acontecimiento histórico.
Entonces la realidad personal es un sin fin de crudos asesinatos de experiencias, miles de yo han muerto para dar paso a miles de nuevos yo.
La existencia se construye de esta manera. Como si el pasado permutara, se re-significara, se diera vueltas en universos paralelos hojeando en ellos como en una enciclopedia, buscando la mejor manera, la forma mas adecuada y precisa de presentarse en el ahora.

aporte de Tian