Nuestras vidas siguieron, nuestros caminos con el paso del tiempo comenzaron a separarse, a hacerse independientes, crecimos pese a todo de manera distinta, con procesos distintos y, arraigados a nuestro instante, seguimos desenvolviéndonos en los azares asaltantes y desconsoladores
Delicados conchales protegieron entonces nuestra falsa esencia pues no era por si misma ella, que siempre ansiaba la conjunción con la de nuestro complemento. Nos llegaron rumores lejanos de que imperecederas eran las edificaciones del conjunto, pero parecían bastante lejanos y no pudimos llegar allí de donde provenían los rumores, emprendimos el viaje, y absortos de nuestro comportamiento, rupturados por nuestro actuar, pese a los esfuerzos por continuar, en la mitad del camino tuvimos que separarnos y abandonar. Y miramos atrás muchas veces, de variadas maneras, y aún miramos atrás. Cada vez que nos descuidamos desfallecemos en los ocultos procederes de nuestros inconscientes que requieren de nuestra frecuente aventura, desgarradora por si misma, pues arrebata la esperanza a la vez que la conforma y nos delata pese a los absurdos esfuerzos por ocultarnos de nuestra verdadera esencia.
::: Aporte de Edain :::
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